Bésame la distancia, cariño, que es la peor
herida que tenemos. Y quizá algún día nos curemos los kilómetros y la
felicidad sea perderme en tus ojos, y no en mi habitación, de madrugada,
donde te juro que siempre es invierno sin ti.
Ojalá no llegue el invierno antes que tú. (En un mundo de grises)
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