Un
día conoces a alguien y te gustaría, de repente, desconocer a las demás
personas. Centrarte sólo en él. Hacerle el centro gravitatorio de tu
mente. Conoces a alguien que tiene una de esas sonrisas que se quedan a
dormir todas las noches, y entonces ya no pasas tanto frío. Porque el
insomnio tiene nombre, apellidos y se pinta de carmín los labios. Pasea a
tu lado, flota contigo, te suspende a dos
metros sobre el suelo, te dice "hola" y silencia el tráfico. Alguna vez
conoces a alguien que te da ganas de ordenar tu vida y hacer reformas.
Así que preparas tu mirada más bonita y te compras ropa nueva. Eres más
feliz a todas horas, como si también drogase esperar su llamada. Y
esperas que se acuerde de llegar en algún momento de tu vida. Porque hay
personas por las que perderías todos los trenes con tal de quedarte un
poco más. Y no creo que necesitemos pensar en otra cosa para seguir,
aunque se nos ocurran miles de razones para quedarnos.
En un mundo de grises (autor)