A veces la vida me viene grande. O quizá sea yo la que se
vuelve pequeña ante tantas cosas que no entiendo. No lo sé. Tampoco sé por qué
te quise tanto, por qué te sigo queriendo. Ni por qué me cuesta tanto olvidarte.
No entiendo que puedas pasar sin mí, sin mis besos. Nadie me ha besado como tú,
me decías. Y, sin embargo, prefieres no besarme. O quizá te mueres de ganas y
no te atreves a reconocerlo. Eso es. Tiene que ser eso. Ha pasado tanto tiempo
que no te atreves a acercarte por miedo a que esté con alguien, a que te diga
que no, que ya no te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario