Porque te espero y quiero que aparezcas y me cojas de nuevo por la cintura y me digas que sabes que esto está mal, que va en contra de tus principios pero que tú lo quieres tanto como yo lo deseo...
Y llega un día, que te das cuenta que en esa pareja, solo quedas tú. Y lo único que te ata a él, es esa herida, y haciéndola sangrar, no mantienes vivo su recuerdo; sino el dolor de la pérdida...
Dejarse llevar y no ponerle nombre.
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